Siempre que pienso en un equipo dándolo todo para ganar, me acuerdo de “Los Tres Mosqueteros”: Athos, Porthos y Aramis, tres amigos inseparables que vivían y luchaban bajo un lema: Uno para todos, todos para uno. ¿Te imaginas a tu empresa trabajando bajo ese mismo lema? Pues, precisamente, el éxito de una organización depende mucho del trabajo colaborativo de sus integrantes, de su compromiso y de estar encaminados a alcanzar los objetivos comunes que se han marcado desde la dirección. Si no es así, deberías plantearte:
¿Tú organización marca la diferencia?
¿Cómo lograr marcar esa diferencia?
Una organización moderna requiere del desarrollo de una serie de habilidades para la resolución de problemas, la toma de decisiones, la capacidad de tareas colaborativas y una adaptación flexible a los cambios, tan inesperados como veloces, que se producen en la sociedad actual.
El éxito de una pyme: gestionar personas y no morir en el intento
Es habitual que empresas medianas y pequeñas no tengan uno o una directiva dedicada exclusivamente a gestionar personas.
Las motivaciones pueden ser diversas:
- La dirección ya se encarga de esta función. Al fin y al cabo, ellos conocen mejor que nadie a sus empleados.
- Al ser pocos empleados, no habrá suficiente contenido para necesitar a un profesional especialista en la gestión de personas.
- Supone un coste que la empresa considera innecesario.
- La creencia de que la gestión de personas se reduce a pagar la nómina y despedir al personal.
Pero la realidad es otra. La función de recursos humanos (a mí me gusta más hablar de gestión de las personas) no se circunscribe solo a gestionar las nóminas, contratar y despedir. Su fin es atraer al mejor talento y retenerlo, y para ello se debe desarrollar una estrategia donde el talento sea el foco.
Es cierto que la dirección de una empresa con pocos empleados, además de asumir funciones directivas, debe lidiar con la gestión de las personas. Pero, entonces, debe saber que esta tarea no es algo accesorio y deberá darle la prioridad necesaria. ¿Podrá con todo?
Un experto en gestión de las personas sabe que cuando aquellos aspectos relacionados con las personas pasan a un segundo plano, los empleados perciben inestabilidad y caos, con los consecuentes efectos negativos para la organización. Llegan entonces los indeseados descensos de la productividad —debido a la fuga de talento—, mal clima laboral, desmotivación, etc. Las derivaciones de todo ello pueden ser irreparables.
El valor de un Director de Personas a tiempo parcial
Animo a los directivos de las medianas y pequeñas empresas a plantearse la introducción de mejoras, relacionadas con el talento, en sus organizaciones. Sin duda, esta optimización afectará directamente en un aumento de la productividad.
Ciertamente, un Director de Personas no está justificado para todas las plantillas. Muchas veces se contrata de forma puntual a un Consultor de Personas para realizar tareas concretas. Sin embargo, en ocasiones, sucede que, una vez finalizado el proyecto, no hay seguimiento de las acciones.
Una alternativa para controlar la gestión humana durante el tiempo necesario y con el coste adecuado, es el Interim Management o Director de Personas a tiempo parcial. Esto es altamente eficaz, pues permite a la empresa contar con una figura experta durante el tiempo necesario y con un coste acorde al tiempo de dedicación.
Cómo conseguir equipos de alto rendimiento
Otra manera de marcar la diferencia en una organización es trabajar con los equipos para que consigan dar lo mejor de sí y convertirse en lo que conocemos como equipos de alto rendimiento.
La figura del Facilitador de equipos de alto rendimiento puede ser la solución para ayudar a marcar esta diferencia.
Para que una organización crezca, todos sus miembros deben desarrollar competencias enfocadas al trabajo en equipo, la cooperación, la comunicación, la responsabilidad y el liderazgo.
El papel del Facilitador de equipos de alto rendimiento será determinante para la consecución de los fines que la organización persigue. Esta figura acompañará al equipo para definir los objetivos, trabajar por un objetivo común, coordinar e implicar a los integrantes en la consecución de los fines, alcanzar la búsqueda de consenso, mejorar la gestión del tiempo y de los recursos.
Al final de este trayecto, la organización debe resultar dinámica, tener un agudo sentido de la responsabilidad y del compromiso. ¿Te animas a marcar la diferencia?
No es tarea fácil, pero como decía Thomas J. Watson, quien convirtió a IBM en una multinacional, «para tener éxito hay que tener el corazón en el negocio y el negocio en el corazón». Si quieres marcar la diferencia con tu organización, ¡Pasa a la acción!
¿Qué opinas sobre la idea de tener un Interim Managment o de un Facilitador de equipo de alto rendimiento en tu empresa? ¡Únete a la conversación!
¿Te han quedado dudas? Yo te las resuelvo.