El lipedema es una enfermedad física crónica que puede pasar por varios estadios. Sin duda, hay muchas personas que lo pasan realmente mal. ¿Es tu caso? Si es así, desde aquí vamos a ayudarte a sobrellevar la enfermedad.
Recuerda que es clave aceptar la enfermedad, pero que vas a poder vivir con ella, como otras personas viven con un problema de tiroides, psoriasis o reuma. Debes saber que tampoco existen los milagros. ¡No hay nadie perfecto!
Al final se trata de que cada una conozcamos nuestro cuerpo, que sepamos qué nos va mejor para sentirnos bien, de no forzar la máquina y saber cuándo parar.
En este artículo, la Doctora Noemí González Muñoz, cirujana plástica y asesora en alimentación saludable, y nuestro equipo de profesionales, te daremos algunas claves para aliviar esos síntomas indeseables que produce el síndrome de Lipedema. Se trata de un tratamiento conservador factible para cualquier paciente.
Solo un médico especializado puede diagnosticar el síndrome de Lipedema
Comencemos por lo más importante, antes de iniciar cualquier tratamiento es vital un diagnóstico de un médico especializado que sepa reconocer el Lipedema, con pruebas médicas que descarten otras patologías.
Por ahora, no existe una prueba definitiva que confirme el síndrome de Lipedema. El médico se basa en un conjunto de signos que son específicos de cada paciente (historia médica). Así, el lipedema puede ir, en algunos casos, acompañado de otras enfermedades; en otros casos, dependerá de la forma de evolución de la enfermedad, pero hay aspectos que pueden orientar: una persona afectada de este síndrome, puede hacer dieta, practicar mucho ejercicio y quemar muchas calorías, logrando que su tronco adelgace, pero no las extremidades.
El beneficio de un buen diagnóstico es concienciarte de que debes cuidarte el doble. Debemos ser conscientes de cuál es nuestra situación y de qué puede ocurrir si no nos cuidamos.
Cada persona es un mundo y tiene unas necesidades concretas. Un nutricionista, un profesional experimentado en enfermedades inflamatorias o un terapeuta psicológico te pueden ofrecer un tratamiento adecuado para tratar, mejorar los síntomas del Lipedema y mejorar tu calidad de vida.
1. Combatir la inflamación, el primer paso para afrontar el Lipedema
El Lipedema, como sucede en otras enfermedades, nos avisa de que el cuerpo está inflamado, que no funciona bien, que sufre. La inflamación se produce por una mala dieta, la falta de sueño, de ejercicio, el estrés…
¿Cómo podemos combatirla?
Para bajar la inflamación del cuerpo se requiere la práctica de hábitos de vida saludables y antiinflamatorios. La manera de “tranquilizar” a nuestro cuerpo es eliminar de él todo aquello que nos causa esta inflamación, mediante una dieta antiinflamatoria, un sueño reparador, la práctica moderada de ejercicio o el uso de técnicas de meditación para relajarnos.
No se trata de forzar la máquina, hay que encontrar el equilibrio
Lo primero es eliminar de nuestro cuerpo todo aquello que nos inflama. La dieta se debe abordar de manera personalizada y siempre por un nutricionista. Comencemos por esos alimentos que debemos descartar definitivamente de nuestra dieta:
A) Los ultraprocesados. Son esos productos cocinados, envasados o ultracongelados, que comemos habitualmente. Debes saber que estos productos llevan una serie de aditivos para su conservación y han perdido su carácter nutricional y sus beneficios.
B) La carne roja, sal y azúcar en exceso, el alcohol, los embutidos, son otros de los alimentos que producen mucha inflamación.
Productos de temporada y ecológicos
En general, hay que seguir una alimentación natural, con abundancia de frutas y verduras. De vez en cuando, se puede comer carne o pescado y siempre será mejor el pescado que la carne.
Toma alimentos que, por sus propiedades, combaten la inflamación, productos de temporada y, si es posible, una alimentación ecológica: Animales que se alimentan con productos naturales, que descansan, que pacen en los campos; huevos ecológicos que no contiene hormonas, etc.
Toma alimentos con grasas saludables Omega-3, elemento encargado de bajar la inflamación: Aguacate, salmón, nueces, frutos rojos, verduras de hoja verde…
Cómo cocinamos los alimentos también influye en nuestra dieta
Hoy sabemos que cualquier dieta saludable debe cocinarse de la manera más sencilla: Hervir, vapor, horno, baja temperatura. Se trata de no forzar los tiempos, no quemar, evitar freír. No es que estén prohibidos los fritos porque engordan, es que el aceite se quema y cuando lo comemos nos inflama.
No hay nada prohibido, no hay nada mágico, sino sentido común. Se trata de recuperar la estabilidad para permitir al cuerpo que, por sí mismo, no se estrese.
3 palabras mágicas para las celebraciones: Equilibrio, armonía y moderación
¡Exacto! ¿Y cómo se logra? Sencillamente, escuchando a nuestro cuerpo.
Puedes salir con los amigos, comer con tu familia o tomar una copa de vino o de cava. Claro que puedes. Lo que debes evitar es hacerlo todos los días de celebraciones. Si abusamos de ese placer, se convierte en algo tóxico para nuestro cuerpo. La moderación es la clave.
Tras los excesos, el cuerpo nos envía alertas: Hinchazón, dolores de cabeza tipo migrañoso, empacho, dolor de las articulaciones… Aceptamos como “normal” estar así y eso no es lo normal.
El ayuno ocasional, un buen aliado
Dale un día de fiesta a tu cuerpo, te lo agradecerá. Prueba a no darle alimentos durante 12 o 14 horas, aprovechando las horas de sueño. Probablemente, le darás la oportunidad de reparar zonas que están sobrecargadas. También es muy recomendable el ayuno un día a la semana, en el que solo tomas caldo, agua e infusiones.
2. El descanso es un hábito muy saludable y necesario
Si padeces el síndrome de Lipedema, debes encontrar un modo de vida más acorde con lo que te pide el cuerpo. Mímalo. Escúchalo.
El cuerpo necesita descansar para repararse. Es importante, dependiendo de la edad, dormir un mínimo de 6 a 8 horas.
El sueño debe ser estable: Si comes tarde o comes mal, harás una digestión pesada y tu cuerpo no se podrá concentrar en reparar su metabolismo; si te levantas a medianoche varias veces o duermes menos horas de las que te toca, el cuerpo no habrá tenido tiempo para recuperarse.
3. Cuando hagas ejercicio piensa en mimar a tu cuerpo
Tras un día de esfuerzo físico y mental, de nervios, de estrés, no hay nada peor que “machacar” nuestro cuerpo en un gimnasio para quemar calorías.
Haz ejercicio suave por la mañana, despertarás a tu cuerpo. Si no es posible, prueba al mediodía. A las 7 u 8 de la tarde, tu cuerpo debe descansar o tomar una última ingesta caliente.
Ejercicios suaves, sin impacto
Las pacientes de Lipedema sufren, en general, de una cierta hiperlaxitud, es decir, sus articulaciones se doblan más y, por tanto, tienen menos estabilidad. La buena noticia es que son muy flexibles, pero el peso de las piernas, perjudica las rodillas y tobillos. Nada de levantar pesas, ni hacer zumba, aeróbic, steps o spinning, tu cuerpo te pide que le ayudes a bajar la inflamación, no a darle más caña.
Yoga, Pilates, barre, o aquagym son ejercicios excelentes para estirar las articulaciones sin cargar con el peso del cuerpo. También puedes pasear con la bicicleta.
4. Las medias de compresión y el drenaje linfático
Cuando el Lipedema avanza, la grasa, la circulación venosa y linfática se deterioran, para estos casos el drenaje linfático es agradable y beneficioso. Dependiendo del grado de Lipedema que tengamos, también es bueno el uso de unas medias compresivas.
Disminuir los picores, hormigueos y calambres
Estos son signos de la inflamación. Se puede bajar su intensidad con dieta y ejercicio adecuado.
Cuanto más avanza el Lipedema y menos controlada tenemos la enfermedad, peor funcionarán las venas. Aparecen entonces las varices, la fragilidad capilar y los morados aumentan. Una buena alimentación reforzada con vitamina E, con antioxidantes refuerzan las paredes de las venas.
Cuando llevemos 2 o 3 meses con medias, una dieta antiinflamatoria y un ejercicio suave, nuestra calidad de vida irá mejorando: notaremos las piernas deshinchadas, menos pesadez y menos cosquilleo. Te vas a sentir mucho mejor, tanto que habrá días que te olvidarás de la enfermedad. Quizás tu cuerpo no estará al 100%, pero cuántas personas pueden decir que se sienten perfectamente cada día de su vida.
5. Cuando el tratamiento no es suficiente, puedes recurrir a la cirugía
El tratamiento conservador del que te hemos hablado es obligado para cualquier persona con Lipedema. La cirugía solo se debe plantearse ante un profesional cualificado. Si optas por la cirugía, igualmente deberás seguir con el tratamiento conservador. ¡Hay que cuidarse!
¡Adelante! ¡Tú puedes con esto y mucho más!
Escríbenos si tienes dudas o quieres comentarnos sobre las medidas que han mejorado tu salud. ¡Tu salud nos importa!
Podéis seguir a la doctora Noemí González Muñoz en su cuenta de Instagram @dr.med.ngm
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